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VIOLENCIA PSICOLOGICA
esperamos te sirva esta nueva seccion
la envidia
DARKMOON el 15-09-2007, 23:25 (UTC)
 LA ENVIDIA
Extractos de "La Envidia" de Victor Montoya ,
extraído de http://www.losnoveles.net/palabra2htm

La envidia es ese mecanismo psicológico que no permite que nadie tenga ni sea mejor que uno.

"¿Por qué él y no yo?", se pregunta el envidioso que no acepta el triunfo ajeno, sobre todo, cuando sabe que la persona envidiada es alguien que un día no tuvo nada y que otro día llega a tener todo, como ocurre en el cuento de La Cenicienta o El patito feo.
No hay nada más envidiable en la vida que la suerte de quien posee el juguete que uno mismo quisiera tener. De modo que en esta competencia abierta, en la que uno ambiciona ser y tener lo que es y tiene el otro, es casi natural que el envidioso busque por todos los medios la caída de su rival, impulsado por esa creencia innata de que nadie es tan capaz y perfecto como uno mismo.
En la envidia todo vale: la ley de la selva y el sálvese quien pueda.
Los envidiosos, para procurar la caída de su rival: difaman, insultan, acusan y, lo que es peor, cuando ya no les queda más argumentos para hablar en contra, transforman la mentira en verdad y la verdad la convierten en basura, pues los envidiosos suelen ser como las serpientes venenosas y las navajas de doble filo.

Por eso mi abuela, una señora entendida en el vasto tema de la envidia, advertía sin cesar: "Cuídate de los envidiosos, que esos te dan un beso de Judas en la mejilla y te clavan el cuchillo de la traición por la espalda. Además, si la envidia fuera tiña, cuánto tiñoso habría".
Con ella aprendí que la envidia es el pecado capital del individuo y la hermana melliza de la hipocresía.
Aprendí también que la envidia es una sensación que afecta más a los frustrados que a quienes son envidiados por su belleza, inteligencia, triunfo profesional, fama o fortuna.
Y, sin embargo, nunca concebí cómo el ser humano puede gozar con la desgracia ajena y entristecerse con la felicidad del prójimo.
Los envidiosos en potencia, que viven "a Dios rogando y con el mazo dando", tienen un denominador común:
* suelen ejercitar la maledicencia y
* el gusto por encontrarle defectos al sujeto en cuestión,
* con el fin de exaltar sus debilidades y
* menoscabar sus virtudes;

un contexto en el que los más grandes personajes de la historia se sintieron alguna vez envidiados o envidiosos.
En el arte, la cultura, la política y, por supuesto, en el periodismo, abundan quienes conspiran a espaldas de quienes ejercen la misma profesión; no en vano reza el dicho: "Tu colega es tu peor enemigo", debido a que la rivalidad del colega se manifiesta no sólo en el celo y el odio, sino también en la traición y el crimen.
No obstante, en ningún otro oficio la envidia es tan evidente como en el arte y la política, donde el amigo de mayor confianza puede trocarse en el enemigo más irreconciliable, o como apunta Elena Ochoa:
"Cuando alguien como nosotros logra con éxito lo que habíamos depositado en el baúl de los sueños, cuando otro consigue aquello a lo que habíamos renunciado, nuestro ego a veces no puede soportarlo, sobre todo si ese alguien, ese otro, está cerca en el tiempo, en el espacio, en edad, en reputación, en nacimiento".
Es decir, si es el hermano, el vecino, el amigo, el colega, el conocido.
Porque no es el coche, la casa, el traje o el éxito profesional lo que está verdaderamente en juego, sino yo mismo, lo que yo valgo, lo que soy capaz de hacer.
El objetivo o la cosa conseguida sólo ha puesto de manifiesto una diferencia insoportable, inesperada.
Ha demostrado que ese sueño para mí prohibido es posible para el otro".
El envidioso está acostumbrado a
* meter cizaña entre los amigos y parientes,
* con el propósito de lograr sus objetivos
* a base de engatusar y confabular mentiras.
Es un ser peligroso que puede convertir una cofradía en un nido de ratas y serpientes. ¡Ojo!, el envidioso se disfraza casi siempre de amigo, como el lobo de oveja, para causar un daño en el momento menos esperado, pues es un ser astuto que, aun siendo un pobre diablo, se ufana de tener más sapiencia y experiencia.
De ahí que cuando se aparece un envidioso, lo mejor es avanzar con los oídos tapados y los ojos bien abiertos, para no escuchar los falsos cantos de sirena ni caer en las trampas que va dejando a cada paso.
La envidia no perdona a quien se trepa a la cúspide de la pirámide o levanta un vuelo por encima del resto. La envidia es un arma poderosa que puede herir o agredir.

SOBRESALIR versus ENVIDIA
Extractos del libro "EL Arte de las Relaciones Personales" por Miguel Silveira.
Dependiendo del ambiente en el que ustred caiga, sus éxitos pueden proporcionarle un gran respeto social o pueden ser su tumba si acaso alimenta la envidia destructora de algunos que le conocen.
Cuanto mayor sea la diferencia y el agravio entre quien sobresale (y los otros) , mayor será la posibilidad de que uno sea envidiado de manera no sana y de que por tanto traten de hacerle daño.
Pero deben cumplirse otros dos requisitos para que se sucumba víctima de esta emoción tan negativa .
* Han de verle más débil , más sensible que ellos, más cándido y menos hábil y
* (además) sentir que se arruga cuando tratan de herirle con sus mordaces comentarios, sus rechazos y sus hostigamientos, con sus presiones y desaires.
La envidia hace adeptos.

LA ENVIDIA
Extractos de "La Dimensión Intermedia" de Mercedes Salisachs.
" La cuestión es desprestigiar(me), convencerse a sí mismo (..) que la razón está de su parte.
Ni siquiera toma en consideración el daño que la mentira (...) está causando a (su) autoestima (..).
Pero (..) las heridas (...) le traen al freco.
Lo único que le importa, de verdad, es desprestigiarme, cambiar la imagen siempre positiva que (los otros) ha(n) mantenido sobre mi forma de ser.
Es el único modo capacitado para ventilar (...) esos rencores secretos que de vez en cuando le atosigan.
Por eso (...) no cesa de airear falsedades que machacan mi imagen. Incluso procura ridiculizarme. (...)
Y escupe su embuste como podía escupir una flema.(...)
Y cuánto más me difaman , más se agudiza la sensación de que mi modo de actuar lejos de haber servido para favorecer (...) sólo ha sido una trampa inmunda para conseguir apoderarme de todo lo que le pertenecía.(...)
Así fue creándose entre ellos el ambiente que me ha ido conviertiendo (falsamente) en un (ser) arrogante, despreciable y cargado de vanidad; mientras (ellos) se arrogaba(n) el victimismo de mis supuestos egoísmos.
A veces los celos son capaces de inmunizar los sentimientos más arraigados, y por supuesto convertir los posibles remordimientos en vindicaciones.
Por eso ya no se siente culpable, al contrario.(...)
Y comprendo claramente hasta que punto el odio acumulado, cuando se ve acosado por el rencor y la impotencia, puede falsear el cariño y ser capaz de generar ENVIDIA.
Y hasta que punto la envidia puede admitir el odio como un hecho normal".

"A menudo los favores se convierten en rechazos peligrosos para los humanos. De repente caemos en el error de transformarnos de protegidos en protectores".

" Para mayor abundancia surgió la barrera del agradecimiento.
Con frecuencia los agradecimientos suelen crear repudios y sensaciones adversas ".

"Nada menos recomendable para mantener una amistad que estar en deuda con el amigo" .

"El hecho de deber algo a quién nunca se podrá saldar la deuda, crea mugre moral, despechos, malestares metafísicos y un empeño desesperado de borrar como sea la parte noble del acreedor".


 

misterios de la mente
DARKMOON el 15-09-2007, 23:23 (UTC)
  LOS MISTERIOS DE LA MENTE
NUESTRO CEEBRO SE CONTRADISE


En este nuevo articulo deseo platicar a ustedes amigos lectores, algunas experiencias que desde hace años dejaron huella en mi sobre el funcionamiento cerebral y su comportamiento mecánico. Aun recuerdo, tendría unos 5 o 6 años, cuando recibí de la vida exterior uno de los choques consientes.
El ver que mi tío en compañía de otras personas invitadas a cenar esa noche a casa de mi abuela, platicaban acerca de lo dañino que era para la salud el fumar, mencionando algo acerca del temible cáncer y del enfisema pulmonar, sin olvidar la profunda adicción a la cual estaban expuestos los fumadores, lo que realmente me sorprendió, fue ver que aquellos adultos, quienes hablaban con amplio conocimiento de ese tema, se desconcertaran y no pudieran contestar cuando les pregunte, y entonces ustedes ¿Por qué fuman? Todavía recuerdo como me veían, mientras enmudecieron algunos segundos, las caras de asombro que pusieron después de darse cuenta que criticaban con fuerza y hablaban de ese grave mal, exactamente al mismo tiempo de fumar unos cigarrillos.
Hoy al recordar esas caras de desconcierto, entiendo que no sabia por que lo hacían, y me doy cuenta de que ellos no habían conscientizado sus advertencias, pues no es posible la existencia de un ser humano que siendo consiente de tal daño se lo hiciera voluntariamente. Aclaro que la cultura no vasta para desarrollar consciencia y cuando digo que no eran consientes es por que así era, si no lo cree, razone a este respecto: si colocamos frente a usted una fila de 10 personas, las 10 saben que fumar hace daño.
Por que 5 fuman y 5 no? En la actualidad existe tanta publicidad acerca de no tirar basura en nuestras calles, que resulta difícil pensar en la existencia de alguien que no sepa, no conozca o no tenga cultura sobre ese tema, entonces, le pregunto :¿Por qué algunas personas tiran basura en la calle y otras no? Esto se debe a que unas personas han conscientizado su conocimiento y otras no.
Volviendo al ejemplo de las 10 personas que fuman; si a una de estas, con tabaquismo o el vicio muy arraigado, de súbito en un chequeo, el medico le diagnostica un avanzado enfisema pulmonar y le prohíbe seguir fumando pues de lo contrario le da unos meses de vida, esta persona, en términos generales, apagaría el cigarrillo
Y dejaría de fumar en ese mismo momento. Nota usted lo que pasa? Gracias a la adversidad vivida, esta supuesta persona a logrado consientiza su conocimiento, o sea, lo ha hecho parte de su ser. Ahora, quisiera comentarle de aquella sorprendente contradicción acerca del fumar. Recuerdo que a partir de aquel hecho , comencé a observar las innumerables contradicciones de los humanos, y desde luego, empecé a observarme . yo no quería caer en tan incongruentes hechos como en los que caemos todos los días los seres humanos.
¡si! Esa especie habitante del planeta tierra, que se dice “inteligente” y “consiente” , sin embargo, pudiendo dialogar no lo hace y es capas de golpear, siendo un ser creativo, se comporta como un ser destructivo, no le gusta sufrir, pero sufre, no le gusta sentir ira pero la siente, no soporta sentir ira pero la siente, no soporta sentir celos pero estos los devora internamente, se atreve a dar una alternativa, aun que piensa una afirmación, es tan contradictorio en su interior que valora su paz y su felicidad completa pero si accidentalmente se le cae una televisión nueva y se hace pedazos, el hombre mismo quita de su interior aquella paz y felicidad por la cual pagaría lo que sea incluso una televisión. En fin, seria posible mencionar la cantidad de contradicciones de esta famosa especie llamada ser humano.
Me pregunto, ¿ha pensado usted por que el humano no valora ni tiene fe en sus propias creencias? Me refiero a lo siguiente, analícelo: si usted dejara de solo imaginar que tiene fe , y verdaderamente tuviera fe, en ese justo momento dejaría de sufrir , dejaría de angustiarse por los problemas de la vida exterior, y si valorara verdaderamente su creencia cuando dice (pagaría lo que fuera por tener paz y felicidad). Le pregunto: ¿se podrí poner en un estado negativo llamémosle, frustración o ira… si se le cae una televisión nueva y se despedaza? O ¿si su pareja lo traiciona? O ¿ su negocio se viene abajo? entonces… ¿Qué ocurre? , ¿no es usted la misma persona coya anhelo era “ pagaría lo que sea por mi paz y felicidad?” . Note esta extraña situación, ahora pare4se haber algo mas valioso que la mismísima paz y felicidad de un ser humano llamado usted mismo., pero no nos detengamos en este análisis, razone detenidamente y cuidadosamente con el único fin de llegar a al mayor objetividad posible. Si resultase que no es usted, si no su ser querido (padre madre, hijo o pareja), quien esta sufriendo por cualquier cosa de la vida exterior, ¡ah!, entonces usted trataría de darle consuelo y de hacerle ver que su paz y felicidad valen mas que cualquier cosa. ¿Por qué no primero se convence usted mismo?, ¿recuerda que aquella enseñanza maestra, acerca de, “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio? Ahora, que pasaría si llega su familiar o socio y le da una mala noticia acerca del negocio que se ha venido abajo, y usted, buscando una solución lo toma con paz.
Su socio se desconcentraría con toda razón y asta podría cuestionarle acerca del por que le da tan poco valor a un problema “tan” “grande” , y pensaría que a usted no le importa nada. Pero si usted después de recibir la mala noticia se desespera, se angustia o demuestra el enorme sufrimiento que le ha ocasionado ese suceso, entonces, el le pediría que se tranquilice, que lo tome con calma que se comporte como una persona madura y terminaría por tratar de hacerle ver que su paz y felicidad valen mas que cualquier cosa en la vida. Debe comprender que para poder valorar y tener fe en sus propias creencias, para así lograr la paz y felicidad tan deseada, es indispensable evolucionar su nivel de conciencia, lo que puede resultar muy difícil por vivir en un profundo sueño, en un a ilusión, imaginándose ser conciente y que todo lo hecho, sentido y pensado en la vida lo hace usted mismo. Usted cree tener el poder de hacer, y por desgracia esto no es así. Si lo duda, déjeme hacerle una pregunta. Si en verdad tiene el poder de hacer ¿Por qué no puede ser completamente feliz y no volver a sentir jamás envidia, corajes, celos, desesperación y angustia? Se lo que esta pensando en este momento acerca de lo posible que es comenzar a vivir así, pero me gustaría lo que va a pensar cuando termine lo que va a pensar cuando termine de leer las ideas que se exponen en este libro. (PARA HACER, DEVEMOS SER). Que frase tan pequeña, perro cuanta, profunda enseñanza encierra. Quisiera comenzar preguntándole si un científico imagina ya saber todo lo que debía saber sobre la genética ¿cree usted que seguiría realizando instigaciones? ¡desde luego que no! A un que este ejemplo es totalmente mundano y material, me sirve para hacer notar como el ser humano deja de superarse en el justo momento de creerse perfecto. De la misma manera, si usted imagina “SER” y“”HACER” por voluntad propia ¿Por qué habría de esforzarse en “SER” y crear voluntad propia ¿ se estará preguntando a que me refiero cuando digo “ser” y de inmediato empezara a imaginar que usted “ES”.
Si usted analiza sus actitudes, pensamientos, emociones y movimientos, se dara cuenta-a partir de este momento-como algo muy extraño esta pasando.
Usted reacciona ante todas las situaciones de la vida que lo rodea: si usted se gana la lotería, usted es feliz si tiene una enfermedad se angustia, si lo felicitan por su apariencia física, se siente alagado; si lo critican, se incomoda; si lo dejan solo se deprime; si compra un auto nuevo, siete satisfacción; pero si lo choca, inmediatamente, siente frustración. ¿nota como puede cambia de estados internos a velocidad del pensamiento y no ay nada en usted que controle esas “REACCIONES”? ¡como es posible! Que un ser humano este a merced, sea presa y viva prácticamente manipulado por las situaciones de la vida exterior, a tal grado que deseando ser feliz no pueda serlo, si los eventos exteriores no se lo permiten. Piense detenidamente y analice todo lo que usted piensa, siente y hace, es la reacción a una acción de la vida exterior lo cual nos indica que usted no es algo mas que la simple reacción sin control a la manipulación de la vida exterior, y vivir así es vivir en la incertidumbre, en la inseguridad total, esperando a ver que va a ocurrir en la vida exterior dentro de los próximos minutos para saber si vamos a tener que llorar o podremos reír o vamos a aburrirnos tanto un día, que nos envenenemos con nuestro tedio, todo por falta de algún evento exterior emocionante. ¿logra darse cuenta de la realidad? Usted no es y tampoco hace.
Por lo tanto debe desarrollar algo dentro de usted que “ACCIONE” independientemente de las opciones brindadas por la vida exterior y entonses tendrá por fin una cimentación firme donde pararse y estar seguro de su felicidad, sin importar lo que se le ocurra a la vida exterior. En ese momento, podría decir yo “SOY” y en concecuensia de “SER” tendrá el poder de “HACER”.
Cuando usted logre este desarrollo de su parte interior llamada “ecensia” podrá mantener su estado de paz y felicidad, a pesar de la adversidad de la vida exterior.


 

estructura perversa
DARKMOON el 15-09-2007, 23:21 (UTC)
 ESTRUCTURA PERVERSA
De la Sentencia: “la perversión es el negativo de la neurosis”
Por: Marco A. Villa Alarcón
Alumno de 7mo. Semestre de Clínica, Facultad de Psicología, UAQ
E- mail: marcdvil@hotmail.com
Perverso Polimorfo / Estructura Perversa
De verdad que esta cita que en primer momento suena tan categórica no es en esencia sino más que una gran interrogante: ¿En qué sentido debemos pensar a la perversión como negativo de la neurosis?
Se podría deducir que en el de la represión, es decir el neurótico reprime mociones pulsionales y el perverso no, pero no avanzamos gran trecho por ahí, de inmediato surgen más preguntas como “entonces el perverso ¿no tiene inconsciente?”, y si por osado que pareciera aceptáramos la sentencia, surgirían pruebas en lo fenomenológico que la contrariarían con suma contundencia, como el hecho de que cualquier homosexual sueña, o la situación de que el fetichista que escoge la posibilidad del fetiche precisamente porque reniega contra la madre castrada no tiene noticia alguna en lo consciente de su necesidad de que exista el pene de la madre.
Estas ejemplificaciones que parecen más bien caricaturas y causarían la risa de no pocos enterados del tema, no son sino las consecuencias de pensar al perverso estructurado como uno carente de represión, lo que tampoco detiene, dicho sea de paso, a no pocos enterados del tema a pensarlo así. Pero pese a esto en algo se tiene que distanciar lo perverso de lo neurótico en cuanto a estructuras.
Un campo que aparentaba una fecunda fuente de investigación sobre esta pregunta era el que se abría en la sexualidad siempre infantil de los tres ensayos de teoría sexual, en especial en el hecho de que el niño freudiano es uno perverso polimorfo, que daba la posibilidad de entender al perverso como alguien detenido en lo infantil, separado de la neurosis por el proceso de represión, es decir un ser humano que sin importar su edad cronológica no es más que un niño psíquico. Pero Freud, en la conferencia 23 nos deja claro que eso es infantilismo sexual no perversión: “La sexualidad perversa está, por regla general, notablemente centrada; todas las acciones presionan hacia una meta - casi siempre única- y una pulsión parcial tiene la primacía: o bien es la única pesquisable o bien ha sometido a las otras a sus propósitos. En este sentido, no hay entre la sexualidad perversa y la normal más diferencia que la diversidad de las pulsiones parciales dominantes (...) En cambio, la sexualidad infantil carece, globalmente considerada, de semejante centramiento y organización; sus diversas pulsiones parciales tienen iguales derechos (...) Por lo demás, también hay casos de sexualidad perversa que presentan una semejanza mucho mayor con la infantil: son aquellos en que numerosas pulsiones parciales han impuesto sus metas o, mejor, han persistido en ellas con independencia unas de otras. En tales casos es más correcto hablar de infantilismo de la vida sexual que de perversión.”[1]-[2]
Esta es la opinión más clara de Freud entre la estructura perversa y lo perverso polimorfo infantil. Sin embargo nos muestra que este campo de búsqueda para una distinción entre lo perverso y lo neurótico no es el correcto pues lo citado anteriormente en lugar de dar pauta a un alejamiento entre estas, va a unirlas más a favor de un distanciamiento de ambas con lo infantil, es decir lo esencial de lo infantil, no es lo perverso sino lo polimorfo, la anarquía y desorganización en el accionar de la pulsión, este estado de “tierra de nadie” pulsional, y en ese sentido tanto la neurosis como la perversión quedan equidistantemente separadas de lo perverso polimorfo del infantilismo sexual, es decir la perversión estructurada nunca está más cerca (o más lejos) de la perversión polimorfa que la neurosis misma. Dado que la fuente de distanciamiento entre neurosis y perversión no ha de ser encontrada en lo infantil, volvamos a la distinción más tajante que hizo Freud: “la neurosis es, por así decir, el negativo de la perversión”[3], de la cual se ha abierto todo un campo psicoanalítico, el de lo negativo, tratemos entonces, si la perversión es el negativo de la neurosis, entender qué de negativo hay en cada estructura.
El Negativo
En el artículo sobre la Denegación[4] (1925) de Freud, se muestra la negación como un mecanismo defensivo que sirve a la censura y a la represión, es decir que entra francamente en la confección de la mentira que estructura al ser como neurótico (mentira neurótica). En opinión de Freud “un contenido de representación o de pensamiento reprimido puede irrumpir en la conciencia a condición de que se deje negar. La negación es un modo de tomar noticia de lo reprimido; en verdad, es ya una cancelación de la represión, aunque no, claro está, una aceptación de lo reprimido.”[5]
Esta “cancelación” de la represión de la que Freud habla, no podría ser sino una parcial, en el sentido de que, si bien tenemos en cuenta el proceso de negación y suprimimos el “no” de la oración, la representación que de otro modo sería inconsciente se crea un espacio en la conciencia pero sólo en términos de su aceptación intelectual, ya que para la negación como forma del inconsciente es condición un desplazamiento del afecto que abandonará en lo consciente a la representación que le era concomitante, es decir este saber en nada influye a la posterior dinámica de la representación aunada con su afecto, en el sentido de una elaboración psíquica. Cuando Freud en el mismo artículo menciona que “el juicio adverso (el negativo) {Verurteilung} es el sustituto intelectual de la represión”[6] presenta dos objetivos en la función intelectual del juicio, sea afirmar o negar, lo que es rechazar o aceptar, que tiene su origen pulsional en el introducir o expulsar según lo vívido con placer o displacer en la oralidad, y el segundo objetivo queda como la constatación de la existencia en la realidad de los objetos del yo, es decir un tanteo de la posibilidad de que el yo se reencuentre con sus objetos.
La segunda función del juicio, la que parte del yo – realidad, para diferenciar entre la permanencia (disponibilidad) de un objeto en la realidad, no es más que el tanteo del yo por la posibilidad de un reencuentro con el objeto. Puesto que las representaciones son repeticiones, por así decirlo de lo ya percibido, es preciso indicar que la diferenciación entre objetivo y subjetivo sólo se manifiesta después del primer encuentro con el objeto dado que por una parte la representación puede evocarse con independencia de la presencia – ausencia del objeto del cual se impronta, y por otra “No siempre, al reproducirse la percepción en la representación, se la repite con fidelidad; puede resultar modificada por omisiones, alterada por contaminaciones de diferentes elementos. El examen de realidad tiene que controlar entonces el alcance de tales desfiguraciones.”[7] Aquí hay ya un pequeño atisbo de lo que podríamos discernir como propio del mecanismo perverso, dejando a la represión a un lado que nos sitúa en medio de la clásica pugna dinámica intertópica (inconsciente – consciente / Ello – Yo), para poner énfasis en el examen de la realidad que es un proceso ubicado centralmente en el yo realidad. Salir de los linderos de la compulsión por el principio de placer implica el abandono de la represión por la censura, y es este el caso precisamente de lo intelectual: “la operación de la función del juicio se posibilita únicamente por esta vía: que la creación del símbolo de la negación haya permitido al pensar un primer grado de independencia respecto de las consecuencias de la represión y, por tanto, de la compulsión del principio de placer.[8]” Podríamos decir entonces que el juicio no tiene compromisos con el ello sino a través de los intereses inherentes al yo.
La Desmentida en Psicoanálisis
Es hasta 1927 en el artículo sobre “El Fetichismo” que Freud diferencia de la represión, un proceso que siéndole en algo similar, proviene básicamente de la falla producida por una alteración del yo en pos de la protección del narcisismo que puede ser afrentado por la posibilidad de castración y es introducida así die Verleugnung[9], que se diferenciaría en este plano de la represión por ser el mecanismo que se presenta para la representación sin afecto (por lo que el afecto sí permanecería reprimido, o mejor dicho descentrado de su representación originaria), desmentir la realidad implica recomponerla a través de los procesos de pensamiento inherentes únicamente al yo, Freud tiene su primer encuentro con la verleugnung cuando en la clínica observa este rodeo que el pequeño varón hace de la realidad cuando una de sus primeras teorías infantiles (sobre la indiferencia anatómica de los cuerpos) es atacada por la realidad, ejemplos de esto sobran en la casuística freudiana, ver por ejemplo el caso “Hans” o del “hombre de los lobos”, Freud deja muy en claro que esto no es negación (no se puede negar lo que no existe, como sería el pene de la madre), sino desmentida, más adelante en uno de sus últimos trabajos, en el séptimo capítulo del “Esquema de Psicoanálisis” (1940) va a ahondar en la distinción represión – desmentida, donde la represión sería la embestida de la defensa contra una moción pulsional (proveniente del interior) y la desmentida una alteración del yo que surge como respuesta ante ciertas partes de las percepciones (externas).
¿Por qué se señala la desmentida como una alteración del yo?, En primera parte porque lo que se desmiente proviene del exterior y es una de las funciones exclusivas del yo la de la percepción (al igual que el de las desfiguraciones cometidas contra ella) y en después porque la segunda función del juicio intelectual es la de contrastar la existencia de los objetos del yo con su permanencia en la realidad, esto a todas miras para tantear las posibilidades de un reencuentro con el objeto (que para estar en el yo, tuvo por fuerza que habitar la realidad en un primer encuentro), Freud argumenta en el mismo artículo que fue necesaria para que la segunda función del juicio se creara, la previa pérdida de un objeto.
Tenemos pues hasta este punto tres elementos importantes, desmentida (en contraste a represión), realidad (campo operatorio del yo, en detrimento de la realidad psíquica) y pérdida de un objeto. Para iniciarnos en la práctica de algunas conjeturas de peso, interpolemos pues lo que hemos desprendido hasta aquí de lo negativo con la segunda teoría de la angustia, lo que nos da pie es precisamente la pérdida del objeto, que la segunda función del juicio intelectual implica.
La angustia, es siempre angustia de castración, al menos en el sentido amplio de castración (pérdida, separación, del pene en el sentido estricto), Freud para 1926, un poco antes, ya establece una diferenciación entre el ataque de angustia y la angustia señal, la angustia señal es un apronte, un amague presentado para la preparación del aparato psíquico ante una posible vivencia de peligro, pero al mismo tiempo proviene de un modelo ya registrado en lo psíquico; “el primer gran ataque de angustia”, es el del nacimiento, que quedará como arquetipo ya de los ataques de angustia posteriores, ya de las pequeñas descargas del apronte angustioso.
Como vimos la angustia señal se presenta como preparación ante el peligro, que fue conceptualizado por Freud en el mismo artículo como: la incapacidad del yo para reaccionar ante la exigencia pulsional o la de la realidad.
También el peligro cuenta con una experiencia primordial que determina las subsiguientes, atravesada también por la pérdida del objeto que nos liga con la función de juicio: la fobia a los extraños es común en el niño que por experiencia sabe que la madre cumple con la satisfacción de todas sus necesidades y por ello le depara amor, cuando siente la cercanía de alguna persona genera la añoranza de ver a la madre, entonces voltea el rostro y si lo que de pronto descubre es un extraño, toda la libido preparada para el recibimiento a la mamá no encontrará forma de abreacción (aun no cuanta con represión secundaria como el adulto), es decir el yo (incipiente) se enfrenta contra una situación de peligro y como sabemos que la manera en que el yo (almácigo de la angustia) reacciona ante el peligro es generando angustia, el pequeño desarrollará un ataque, que pese a circunscribirse en miedo por el extraño, proviene no del extraño en sí, sino de la condición de no – ser – la – madre que el extraño representa. Hablar de angustia es entonces, hablar de pérdida, y de pérdida a su vez de castración, la cadena es simple, nacimiento (pérdida de la unidad con la madre), advenimiento del padre (pérdida del ser falo), complejo de Édipo (pérdida de la madre como objeto de amor), complejo de castración (pérdida de la representación del pene), duelo (pérdida de objeto de amor secundario), es el camino prototípico de la angustia, que además vuelve a unirse con la perversión, en cuanto a la desmentida, a través del vínculo común que ambos guardan con la realidad.
La angustia es siempre real concluye, pues la manera en que se genera angustia siempre tiene como miramiento último la realidad, si el peligro proviene del exterior el apronte de angustia prepara para la huida o el contraataque, si el peligro es interno, es decir el displacer generado por el cumplimiento de la pulsión, se tiene que tener en cuenta que la pulsión siempre tiene como meta el placer, lo que la vuelve displacentera y por lo mismo una posibilidad de peligro para el yo, son solamente las consecuencias displacenteras que conllevaría para el aparato psíquico la plena manifestación de la pulsión en la realidad. En este punto a través de la castración podemos atar con lazo firme a la desmentida con la angustia y a través de esta, situarnos únicamente en el campo del yo, ya se dijo por una parte que la distinción entre represión y desmentida es no tanto “el qué se hace” sino “el con qué”, la represión se ocupará de tramitar lo afectivo de las representaciones[10] y del contenido cualitativo de éstas se encargará la desmentida.
La desmentida es pues, siempre una desmentida de la castración, el negativo de lo negativo (- x - = +), si la realidad presenta un menos (pene), la desmentida está encargada de añadir un negativo más a la multiplicación (- percepción), no percibir la ausencia deja siempre intacta la posibilidad de la presencia, y en esta presencia a lo largo del desarrollo libidinal y en especial de la fase fálica, se juega toda la tranquilidad del narcisismo primario, “sí mamá o mi hermana, no tienen pene, es posible que yo también lo pierda” y pese a toda la evidencia que constataría un hecho tan lamentable, el yo prefiere bajo ciertas circunstancias alterar su conformación en el plano de la escisión (donde la perversión se aleja de la neurosis para empalmarse ahora con la psicosis[11]), porque el hecho de que el yo no haga consciente la percepción en bruto, no significa que no la haya percibido como tal antes de maquillarla para la consciencia, con previa desmentida. Nos encontramos de cara con un nuevo problema, es evidente que la angustia y la desmentida son alteraciones del yo, pero son alternativas, la desmentida se presenta para renegar contra la castración que genera angustia, es decir protege al yo de la afrenta narcisista, pero se presenta bajo las mismas circunstancias en las que la angustia se presentaría, las situaciones de peligro. Quedará para una posterior investigación descubrir cuáles son las condiciones en el campo de la castración – narcisismo que hacen discernir la actividad del yo entre la angustia que se genera en el neurótico al aceptar su castración, o la negación de la negación (re-negación) de la realidad que efectúa el yo del perverso estructurado para desmentirla.

 

abordajes psicologicos al afectado por el acoso
DARKMOON el 15-09-2007, 23:20 (UTC)
 Abordajes psicoterapéuticos del Trauma psicológico

Por Eduardo H. Cazabat
Concepto de Trauma Psicológico
El concepto de stress ha ido evolucionando a lo largo de estas últimas décadas. Originalmente, Selye lo definió como la Respuesta General de Adaptación del organismo frente a un estímulo amenazante. Esa respuesta puede ser de dos tipos:
de afrontamiento de la situación o
de huida, lo que en inglés se denomina fight, or flight.
Frente a esta situación el organismo reacciona preparándose para la lucha o la huida. Es así a que se produce un aumento en el ritmo cardíaco, en el ritmo respiratorio, aumento de la presión sanguínea, se dilatan las pupilas, se tensan los músculos, se produce una vasoconstricción periférica, aumenta la glucemia, se libera adrenalina, noradrenalina, glucocorticoides, etc. Luego de terminada la pelea o concretada la huida, el organismo recupera su metabolismo original, y la respuesta al estrés desaparece.
Ahora bien, cuando el individuo
A. es enfrentado a una situación percibida como amenazadora para la vida o la integridad física propia o ajena, y
B. reacciona con intenso temor, horror o pánico
se configuran los factores necesarios como para que ese individuo desarrolle un Trastorno por Estrés post Traumático (PTSD por sus siglas en inglés). Vale decir que la respuesta al estrés de la situación amenazante se autoperpetúa, configurando de esta manera la situación traumática.
Es interesante destacar que con la clasificación DSM IV se produce un cambio de paradigma, expresado en el punto B: el acento recae sobre la reacción del individuo (y no sobre el evento como lo era previamente), es decir el hecho traumático es definido por la reacción del individuo.
Los efectos del trauma psicológico se expresan, entonces, como cambios en la respuesta biológica al estrés, produciendo alteraciones profundas en los mecanismos hormonales relacionados con éste, y en el procesamiento de la memoria. De esta manera, el hecho traumático interrumpe la línea histórica normal de la vida de la víctima, produciendo profundas alteraciones a nivel biológico, emocional, cognitivo y relacional. Es así que la víctima sufre tres clases de síntomas:
A. de reexperimentación del hecho traumático (flashbacks, pesadillas, etc.),
B. de evitación de los estímulos asociados al trauma y de embotamiento psíquico y emocional (sentimientos de desapego, anhedonia, amnesia total o parcial del hecho traumático, etc.) y
C. de hiperactivación (hyperarousal) (hipervigilancia, dificultades para dormir, respuesta de sobresalto, irritabilidad, etc.)
Estos síntomas, que muchas veces son de aparición tardía (hasta años después de ocurrido el hecho traumático), suelen ser mal interpretados, y diagnosticados como depresión, trastornos psicóticos, simulación, etc.
Se suele interpretar a este trastorno como una falla en el mecanismo de la memoria, un intento fallido de archivar el hecho traumático en la memoria explícita o narrativa. De esta manera, quien sufre de un trastorno por estrés post traumático parece haber quedado congelado en el tiempo, fijado al hecho traumático y parece condenado a la dialéctica de, por un lado, revivirlo permanentemente (en un aparente intento de procesarlo o archivarlo) y por otro a evitarlo, olvidarlo, y/o anestesiar sus sentimientos y reacciones para evitar el sufrimiento. El hecho traumático no se “recuerda” sino que se “revive”.
Abordajes psicoterapéuticos del Trauma psicológico
En el 16th. Annual Meeting de la ISTSS (International Society for Traumatic Stress Studies) (Miami, noviembre de 1999) fueron presentados los lineamientos para el tratamiento del Trastorno por estrés post traumático, en los cuales se establecieron estándares sobre la base de la investigación realizada hasta el presente. Es así que ciertos abordajes terapéuticos, (tales como p. ej. la hipnosis, la terapia cognitivo-conductual, la terapia de exposición directa, por inundación, los abordajes psicofarmacológicos, EMDR etc.) cuentan con un bagaje de investigación fuera de toda discusión. Uno de los factores fundamentales de estos tratamientos es el de la exposición directa o imaginaria al evento traumático.
Uno de los metamodelos más aceptados en el campo de la Traumatología Psicológica es el Modelo Trifásico de Judith Herman
Según este modelo, la primera fase del tratamiento, o de Restablecimiento de la Seguridad, está orientada a que el paciente no sólo esté, sino también se sienta a salvo. En esta etapa el paciente debe volver a tener control interno y externo, es decir, garantizar su seguridad, tanto como aprender a manejar los síntomas que interfieren en su vida y conllevan el riesgo de retraumatización.
En la segunda fase, de Rememoración y Duelo, el tratamiento se orienta a que el paciente pueda reconstruir la historia traumática. A causa de su naturaleza, las memorias traumáticas rara vez se presentan linealmente. Los fragmentos, a veces incoherentes, las sensaciones físicas y emocionales, deben transformarse en una narración permitiendo de esta manera la integración bajo la forma de la Memoria Explícita o Narrativa.
Finalmente la tercera fase, o de Reconexión, apunta a reconectar al paciente con la vida, con el presente y el futuro, redefiniéndose a sí mismo en el contexto de relaciones y actividades significativas.
Los ingredientes activos en el tratamiento del trauma
En el año 1994, en el Traumatology Institute de la Florida State University, el Dr. Charles Figley, lleva a cabo una investigación conocida como “Los ingredientes activos en el tratamiento del trauma psicológico”. En el mismo se pusieron a prueba cuatro tratamientos no tradicionales y controversiales, que hasta ese momento habían permanecido al margen de los estudios.
Los cuatro tratamientos elegidos fueron: TFT (Thought Field Therapy o Terapia del Campo del Pensamiento), TIR (Traumatic Incident Reduction o Reducción de Incidente Traumático), EMDR (Eye Movement Desensitization and Repprocesing o Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), y VKD (Visual Kinesthesic Dissociation o Disociación Viso Kinestésica). Los cuatro demostraron ser muy efectivos en un rango de 4 a 8 horas de tratamiento. Todos ellos requieren que el paciente se “sintonice” de alguna manera con el hecho traumático, y tres de ellos incluyen algún tipo de movimiento de ojos (que según se cree participan de alguna manera en el procesamiento de la información)
Traumatic Incident Reduction
Desarrollado por Frank Gerbode MD y Gerald French CTS, es un tratamiento breve, simple, centrado en la persona, y altamente estructurado, que reconoce la influencia del trabajo de Carl Rogers (sin la falta de dirección) y de S. Freud (sin la interpretación y el análisis). Está orientado a eliminar la carga emocional negativa de Traumas pasados, así como también es efectivo para tratar Sentimientos, Emociones, Dolores, Actitudes y Sensaciones negativos.
El procedimiento se basa principalmente en recorrer mentalmente el episodio traumático repetidamente bajo ciertas condiciones terapéuticas. El rol del terapeuta es guiar al consultante en la revisión del incidente traumático sin ofrecer ninguna interpretación, o intervención de ningún tipo: todo el trabajo es hecho por el consultante.
La repetición continuada de este procedimiento permite al consultante no solamente el alivio de los síntomas, sino también promueve insights y decisiones, llegando entonces a lo que se denomina un Punto Final.
Este procedimiento, aparentemente permitiría, por medio de revivir y recorrer reiteradamente el hecho traumático en condiciones controladas, ir poniéndolo de a poco en palabras, integrando, como decíamos más arriba, la memoria traumática a la memoria explícita. De esta manera, la carga emocional, contenida en la memoria implícita se iría desagotando, permitiendo que el hecho traumático quede archivado en la memoria como lo que es: un hecho del pasado, que no amenaza en el presente al individuo.
A modo de ilustración, comentaré el caso de una paciente que sufrió un accidente de tránsito junto a toda su familia, como consecuencia del cual, ella, su esposo y sus dos hijas debieron ser internadas en terapia intensiva durante varias semanas. Luego del largo período de rehabilitación (aproximadamente 1 año) la paciente, aunque ya recuperada físicamente, continuaba con síntomas tales como la reexperimentación del accidente, la imposibilidad de viajar en automóvil largas distancias, trastornos del sueño, angustia, tristeza, falta de motivación e interés por cosas que antes le brindaban gratificación, falta de interés en la vida, etc. Este cuadro, podría haber sido confundido fácilmente con una depresión. Luego de tres sesiones en las que recorrió mentalmente el incidente traumático un elevado número de veces, experimentó intensas catarsis, al final de las cuales, la carga emocional proveniente del accidente se agotó, y recuperó tanto su energía y entusiasmo para vivir, como su capacidad de disfrutar de un viaje en automóvil durante las vacaciones de invierno.
Otro caso interesante de comentar es el de una joven de 20 años, que comienza a tener recuerdos fragmentarios de haber sido abusada sexualmente por el padre. Luego de la primera sesión, de una duración de aproximadamente 30 minutos, durante los cuales recorrió, una y otra vez el incidente recordado nueve veces, experimentando intensas catarsis, la carga emocional de dicho incidente se disipó, y el comentario textual de la paciente fue: “...bueno, me pasó. Me duele mucho que me haya pasado a mí y el miedo que tengo a que me vaya a pasar de vuelta...no, no me va a pasar porque no lo voy a dejar acercarse a 2 metros. Y sí, pasó pero tengo que salir adelante. Directamente haré las paces con mi cuerpo que se siente totalmente manoseado, y sucio y que no lo quiero a mi cuerpo porque fue tantas veces abusado que...pero bueno, sé que la víctima no es el culpable” En este párrafo, y sólo después de 30 minutos, se puede evidenciar el cambio cognitivo producido, así como la toma de decisiones en el sentido de protegerse. (una versión más desarrollada, con transcripciones textuales de las sesiones y comentarios sobre ellos está disponible bajo el título “Viñeta clínica: un caso de abuso sexual infantil largamente olvidado”)
La Terapia del Campo del Pensamiento o Thought Field Therapy
La Terapia del Campo del Pensamiento (Thought Field Therapy) fue desarrollada hacia el año 1980 por el Dr. Roger Callahan, en California. El Dr. R. Callahan postuló la existencia de ciertas estructuras, a las que llamó "perturbaciones" en la bioenergía del campo del pensamiento, que serían la causa de los trastornos psicológicos. El tratamiento está orientado a remover esas perturbaciones del campo del pensamiento, por medio de la estimulación de ciertos puntos vinculados con los meridianos de la energía de la acupuntura y cierto tipo de movimientos de ojos. El procedimiento consiste en pedir al paciente que recuerde y se “sintonice” con el hecho traumático. Una vez logrado, se guía al paciente en la realización de ese procedimiento estandarizado (denominado Algoritmo). Al repetir este procedimiento, la perturbación provocada por el recuerdo del hecho traumático va desapareciendo, junto con sensaciones y emociones asociadas, al tiempo que va transformándose la imagen que representa ese recuerdo.
Varias teorías se han enunciado acerca de los mecanismos de acción de la Terapia del Campo del Pensamiento. Algunos autores consideran, a la luz de la teoría del condicionamiento clásico, que la Terapia del Campo del Pensamiento elicita el reflejo de orientación y sus efectos inhibidores sobre la respuesta condicionada. De esta manera, una respuesta (el algoritmo) que compite con la respuesta condicionada (la reacción emocional frente al recuerdo del trauma) extinguiría dicha respuesta (Denny, 1995). Otros consideran que ingredientes tales como la exposición imaginaria, la observación disociada, y mantener un foco de atención dual (entre otros) darían cuenta de la efectividad de esta terapia (Gallo, 1996)
A continuación comentaré un caso clínico, que, aunque no fue presentado como un hecho traumático originalmente (el motivo de consulta fue una fobia a volar) resulta sumamente interesante desde el punto del funcionamiento de la memoria y el procesamiento de la información.
Se trata de un paciente de aproximadamente 45 años, que por su trabajo debía volar frecuentemente, y que la única manera de lograrlo era mediante la ingesta de alcohol y psicofármacos. De acuerdo con el procedimiento, se le indicó que imagine el peor momento de su reacción fóbica, y se midió en una escala de 0 a 10 la ansiedad que le provocaba en el momento. Se aplicó el procedimiento específico las veces necesarias hasta que la ansiedad bajó a cero. Una vez llegado a este punto, el paciente refirió que se veía a sí mismo, “pero extraño”, sin barba y con una determinada ropa. En la sesión siguiente, contó que su esposa recordaba que la primera vez que él había sufrido la reacción fóbica, estaba vestido con esa ropa, y efectivamente no tenía barba. Esto significa que cada vez que se disponía a abordar un avión, revivía aquel primer episodio traumático, quedando en evidencia la “falla” de la memoria y su imposibilidad de reconocer que ese momento pertenecía al pasado. Una vez desensibilizada la memoria traumática, el evento fue archivado en la memoria como lo que era, un hecho perteneciente al pasado, y el paciente pudo volar sin inconvenientes.
Conclusión
La complejidad de las secuelas de los hechos traumáticos, su persistencia a lo largo del tiempo, la comorbilidad con otros trastornos que muchas veces tornan difícil su diagnostico y tratamiento, la diversidad de la respuesta traumática, etc. ha llevado al desarrollo de nuevos abordajes. Muchos de estos abordajes (como los mencionados) no cuentan aún con un respaldo de investigación y su sustentación teórica (como en el caso del TFT) es, cuanto menos, bastante discutible. De todas maneras, la experiencia clínica indica un gran nivel de efectividad, que permite suponer que en los próximos años crecerá el numero de investigaciones controladas que corroboren las observaciones clínicas.

 

vampiro hemocional
DARKMOON el 15-09-2007, 23:18 (UTC)
 
El VAMPIRO EMOCIONAL en el Acoso Moral
Acoso Moral
Nadie que no lo haya experimentado en su carne, o que lo haya visto aparecer en su casa, será fácil que entienda en su verdadera dimensión de lo que aquí se habla. Se va a tratar de un mal de nuestro tiempo, de una forma de maldad. La maldad es una de esas palabras que nos da reparo pronunciar, nos hace sentirnos infantiles, simples e inocentes: incómodos. Y sin embargo simples, tiernos e infantiles son aquellos que no la identifican como algo vivo entre nosotros, como parte de nuestro entorno y de nuestra sociedad... de nuestra mente... está ahí y seguirá estando: aunque miremos a otro lado, ella nos vigilará de lejos o de cerca pero nos contemplará y acechará esperando un descuido, un flanco desprotegido, una oportunidad para manifestar todo su potencial destructor.
Una de sus caras es el acoso moral, el mobbing, la caza del hombre. Un circo romano sin panteras ni gladiadores, con una sola víctima que se renueva día a día y en el que la modernidad ha hecho que los espectadores sean ahora cómplices unos, otros contempladores, cobardes invitados, también amigos paralizados y, el que nunca falta, el acosador, minotauro insaciable de nuestros días.
Pocos acontecimientos vitales pueden ser más terribles y pavorosos como ser objeto de acoso moral sistemático durante un tiempo prolongado, de ser víctima de una calculada acción de destrucción diseñada de forma fría y ejecutada con todo el potencial que la mente humana pueda desarrollar. La necesidad de desatar esta violencia por parte de quien la lleva a cabo es insoslayable, necesita ejecutar su plan para seguir viviendo: el vampiro se nutre del fluido vital de sus víctimas, sin la sangre de ellas muere y desaparece, es vampiro en tanto que existe en los demás sangre que le da identidad y definición de lo que él es: chupador de sangre.
A plena luz se desarrolla el acoso moral y a plena luz se asesina, poco importará ya si acaba con la víctima por suicidio o por haberla convertido en un zombi, en todo caso habrá conseguido sus fines eliminar la excelencia que pudiera transmitir su victima, “ofensivamente”, a los ojos de su acosador perverso.
Una de las facetas más diabólicas del proceso de acoso moral es que se realiza a la luz del día, ante todo tipo de testigos sin que nadie parezca darse cuenta de lo que está pasando, sin que nadie acuse estar presenciando que una persona está siendo sacrificada, desaparecida de su entorno. Nadie parece darse cuenta del proceso, ni aun la víctima misma es consciente de su propia destrucción. Es una gran paradoja. Toda la información está ahí, al alcance de cualquiera que quiera visionarla, estudiarla y sin embargo los que participan en el proceso unas veces se incorporan a él, activamente participan en la aniquilación del chivo expiatorio que otorgará al grupo protección y garantías de subsistencia y otras sin embargo simplemente observarán, haciéndose testigos mudos de una tortura injustificada, de un espectáculo sádico, que debería resultar repugnante y que sin embargo llega a ser morbosamente atractivo para el grupo.
Y es que la información sin la comprensión humana es como una respuesta sin pregunta, carece de significado.[1] No nos enteramos de lo que pasa porque no nos preguntamos siquiera si es que está pasando algo. Si no nos preguntamos como se llama y a qué responde aquello que nuestros sentidos nos ofrecen a la vista, no lo encajaremos en nuestra clasificación de cosas ocurribles, de conceptos conocidos, de lo que puede suceder: sencillamente no tiene existencia lógica.
Si además quienes podrían avisarnos tienen debilitado su código ético, o simplemente suspendido en algunos terrenos porque no se pueden –no podemos- permitir estas debilidades en un mundo en el que sobre todo hay que conseguir cosas, dinero, posición, poder..., tendremos el escenario de una tragedia cotidiana, previsible, fatal.
En cuanto a la víctima, desde los primeros momentos no puede percatarse de lo que pasa a su alrededor,
lo primero que hará su verdugo es desorientarle, privarle de brújula y gobierno. Una vez conseguida la privación de sus sentidos de orientación y de su instinto de supervivencia,
iniciará sus ataques sistemáticos. No parará nunca, la necesidad de exterminio en su devorador es absoluta, no solo debe desaparecer de su vista el acosado, no es suficiente: debe dejar de existir.
Para ello ha desarrollado el más temible de los sistemas de ataque y aniquilación, el de volver las armas de su enemigo contra él. Una vez que su víctima ha perdido la autoestima la batalla está virtualmente ganada, la mente, que busca demasiado ávidamente la lógica de los acontecimientos hace el resto, al no encontrar razones para esta situación, la víctima se culpabiliza y le hace el trabajo sucio a su verdugo al acosador perverso y narcisista que ya solo tiene que sentarse a disfrutar del espectáculo.
Pocas afirmaciones describen mejor este fenómeno como la del profesor Leymann: En las sociedades de nuestro mundo occidental altamente industrializado, el lugar de trabajo constituye el último campo de batalla en el que una persona puede matar a otra sin ningún riesgo de llegar a ser procesada ante un tribunal.
No es sensacionalismo que los estudiosos de este tremendo fenómeno describan como psicoterror o asesinato psíquico lo que comete un acosador, ni el calificativo perverso está fuera de contexto: La perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico, sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos. [2]
También nos resulta chocante que se atribuya como motivación de las acciones de acoso la pura y simple envidia. Para las mentes razonablemente sanas la envidia nunca puede constituir móvil para un asesinato, ni psíquico de ninguna otra naturaleza, a lo más para una actitud vil que reconcome a quien la siente y que sencillamente parece que no afecta al envidiado: solo la padece quien la genera.
¡Craso error!,
la maldad existe encarnada en personas; las personas perversas además pueden ser envidiosas; un acosador perverso que sienta envidia necesitará ir devorando uno tras otro a todo aquel que le suscite ese malestar, no será una venganza, será un puro acto de depredación, lo que hace el vampiro para pervivir: chupar sangre, solo alimentarse.
El problema del mobbing es el problema de la falta de ética, de la carencia de moral. El acoso psicológico existe porque existen personas para las que vale todo con tal de seguir subiendo por su escalera que no les llevará nunca a parte alguna; a lo más a dejar tras de sí un reguero de cadáveres laborales. Podrán, eso sí, contemplar cómo los demás viven más abajo donde se hace necesario apoyarse unos a otros para pasar las noches frías, que así se hacen llevaderas, y lo harán desde su inmensa y triste soledad, desde el desolador conocimiento de su propia mediocridad, desde la lacerante necesidad de destruir todo lo ofensivo a sus grises ojos vulgares.
El problema del acoso moral en la administración es el problema de la aceptación de la burocracia como fin en sí misma, del imperio del sistema de cambiar los papeles de mesa como medio de eludir las responsabilidades profesionales, como mejor forma de garantizar la estabilidad de una retribución que está ya garantizada. Es el problema de la cobardía, de la indiferencia, de la contemplación dolosa y hasta gozosa a veces, del daño ajeno, de la complicidad y también del sádico disfrute de un sacrificio que equivocadamente se cree útil, eficaz para la comodidad, para la seguridad de un grupo ante el depredador.
Pero también es la oportunidad de revisión al alza de conceptos aparentemente fijos como la amistad, la soledad, lo necesario y lo superfluo, el amor, el crecimiento...
Es, para los supervivientes, un profundo estudio sobre lo desconocido, sobre uno mismo. Una oportunidad única para crecer por donde deben crecer los hombres: por dentro. Por aquellos recónditos lugares donde sólo la propia mirada de uno puede llegar; por los vericuetos de la propia aceptación y de la seguridad verdadera, esa que nace en la persona y que carece de vocación de ser transmitida ni comunicada, que solo aspira a ser apreciada por aquel en que florece. Es una sima profunda en un mundo plano donde uno puede quedar sepultado por el desconocimiento de los otros y por la peor y más pesadas de las losas mortuorias: su propia incomprensión.
Es también el descubrimiento de que el mal es de carne y hueso y de que no se quedó en aquellos crueles cuentos que de pequeño creíamos innecesarios. Es la confirmación de eso que nunca hemos querido acabar de entender por más que nos lo han dicho: que hay personas malas, que hay quien careciendo de ningún motivo contra ti, te ataca, vuelve tus debilidades contra tus propios muros y hace que los socaves tu mismo al ritmo que te fija. El descubrimiento de que hay quien es capaz de aniquilarte sin perder la sonrisa; esa sonrisa que no es tal, porque no es reflejo de nada en el interior y sí un maquillaje con el que ir por la vida de paso, sin anidar en ningún rincón templado y acogedor de esos que hay en todas las esquinas.
La historia del acoso moral es el relato de que nadie podría haberte hecho eso a ti, víctima, sin tu colaboración, de que nadie podría haberte hecho eso sin que te hubieras abandonado un poco a ti mismo, de que has debido de ser menos compañero de ti que de los demás; que en ti también son exigibles y necesarios todos aquellos derechos y principios que merecen los otros.
Es la historia de un actor y de una víctima. Es la confirmación de que Superman no viste de azul y rojo y que a veces llora y de que sus lágrimas también saben a sal y que su apellido, que lo tiene, puede ser el tuyo; pero que existe y que hace cosas más difíciles que las del comic: se levanta a las siete y lleva a los niños al colegio, consigue, un día más, llegar a la oficina y resistir hasta mañana... , y volver a empezar. Y que todo eso lo ha podido hacer cuando le habían robado el espíritu, eso que hace que la gente salga de su caliente cama hacia la helada y a la guerra diaria con ánimo, con moral. Que la “h” de héroe se escribe con minúscula, con una de esas letras familiares de la sopa de toda la vida.
Es también la historia que nos cuenta que, incluso cuando no nos vaya la vida ni la muerte en ello, a aquellos capaces de dañar hay que apartarlos de donde puedan desarrollar sus faltas a la humanidad, sus ataques injustificados y que aunque ni nuestra vida ni condición dependan de ellos, no debemos dejarlos seguir atentando contra la inocencia. Porque pasar página nunca es olvidar, sino superar y porque un poco de nosotros está en cada víctima del fúnebre reguero que puede dejar en su camino un acosador, y si podemos debemos eliminarlo con la serena acción del que mata una tarántula de la cabecera de la cuna de un bebé. Si podemos, si supiéramos hacerlo, la meteremos en una urna para estudiarla, es bueno poder saber del cómo y por qué de estas cosas, quizá haya quien las pueda sanar. Pero si no está garantizada la supervivencia de los que están en su radio de acción se debe eliminar con astucia, precaución y mucho valor. Todo lo que merece la pena en la vida empieza con algo de valor..., ¡no saben lo que se pierden los cobardes!.
No hay que confundir esto con correr riesgo, no merece la pena ningún riesgo más, el tiempo dará las oportunidades que hagan falta, si no podemos nosotros otros lo harán después. Lo importante es saberlo y advertir a quien pueda caer en la telaraña. Una vez superado, cuando ya el antídoto de la seguridad ha hecho su efecto sobre su picadura, puede llegar a ser hasta entretenido, incluso divertido si se ha llegado más allá, poder estudiar a la fiera, fuera ya de su alcance, observar sus reacciones de ataque a nuestros señuelos. Si lo hacemos de buena fe y en el momento oportuno, sin ánimo de dañar sino solo de destapar su disfraz podrá ser hasta divertido, pero solo si se hace con espíritu deportivo y noble, como un arte marcial, tendremos el reconocimiento del entorno y el más exigente: el nuestro. Así estaremos legitimados para interpretar, para engañar, para generar ataques de envidia, de rabia, de impotencia, pues en eso se convertirán ya sus reacciones cuando las hagamos previsibles y podamos controlar su alcance, solo al final de todo este proceso. No podemos caer en la venganza o ese yelmo mágico que nos cubre desaparecerá y todos podrán ver nuestra vergonzosa desnudez, exenta de fortaleza justiciera.
======================
Ricardo Pérez-Accino Picatoste


 

tratamiento para el agresor
DARKMOON el 15-09-2007, 23:16 (UTC)
  AGRESOR?
Extractos de :-"La restitución de la dignidad en psicoterapia..."
por Alejandro Jiliberto Herrera-Extraído de mobbing.nu
(Nota del webmaster: En en texto "Olvido" debe entenderse como el agresor.)
La violencia es una experiencia que duele y destroza nuestra capacidad de sentir y de conocer, atravesar un diálogo con ustedes mediante conceptos abstractos sería un alejamiento, casi un apartar el rostro. Por ello intentaré transmitir una experiencia, un dolor y una esperanza, la de recobrar la dignidad.


EL ORIGEN DEL MAL
" La Disociación"
Cómo salvar la mente , un mecanismo de defensa: la disociación
Cuando nos toca mirar cara a cara a "Olvido" y escuchamos cómo nos relata una historia de abandono, de sueños perturbados por la violación, el alcohol y la humillación de su padres, comenzamos como terapeutas a sacar "las banderas de lucha", de indignación, pretendiendo defenderla de las injusticias de la vida, pero nuestro asombro surge cuando es ella la primera en defender a sus padres como si fueran dioses griegos. Ella es la primera en colocarse en el lugar del responsable de la situación.
¿Qué ocurre para que se inviertan los papeles?
Lo primero que hay que observar, que si la violencia viene de fuera de la familia, el trauma puede ser atendido y el niño cuidado, física y emocionalmente, finalmente el dolor puede ser elaborado con ayuda de las figuras protectoras, que son los padres.
¿Pero qué ocurre cuando viene de adentro, de los propios familiares? El temor de la agresión despierta la respuesta de apego y refugio en las figuras de apego, pero al acercarse más temor existe y más deseos de ser protegido genera. Si se repite, se convierte en una locura insostenible. Se disocia el niño para salvar su mente, se disocia la experiencia dolorosa y traumática.
El niño no logra soportar el terror de la violencia gratuita que proviene de los seres de los que depende, entonces necesita construir una explicación, un sistema de control: el se ha portado mal, es malo, es temible. De forma que si se portara bien, entonces cesaría el maltrato. Es una fantasía de dominio del agresor.
Esa es la única manera que se tramita el terror de la violencia familiar. Se construye una identidad (soy mala, culpable, horrible, fuerte, malvada) que pueda lidiar con el toro.
En la violencia repetida y cotidiana, la búsqueda del niño es satisfacer las demandas del otro, sin formarse una pauta de conducta, sin asimilar unos valores o una identidad, porque el agresor siempre vuelve atacar la supervivencia física o psíquica (con humillaciones, críticas devastadoras, devaluación de la conducta, etc.). Entonces se va cimentando un niño que busca satisfacer al otro, buscando anticiparse a sus deseos, esclavo de las relaciones.(...)
1- ¿Que tipo de disociación se producen.?
La negación de las experiencias no suele ser eficaz, tanto por la repetición, como por la emergencia del susto y el temor ante los sucesos más diversos. El niño debe apartar un conjunto de funciones mentales para salvar su mente. Mario Marrone los llama: Conglomerados disociados.
Los conglomerados disociados apartan partes de la experiencia, de la identidad, del ideal del yo, del super yo, quedando separadas como si no fuesen parte del sujeto, de esta manera, ante posibles sustos y temores, el sujeto reacciona con esa parte disociada.
Las disociaciones más graves se clasifican en personalidades múltiples.

2- ¿Por qué repite la víctima y se encuentra ante nuevas retraumatizaciones?
Algunas veces se habla de masoquismo, pero nunca me encontrado un placer en el camino de las personas maltratadas, sino más bien una necesidad de contacto, de apego. Es la profunda soledad que marca a las personas maltratadas lo que les hace buscar a cualquier precio el cobijo, el calor y el contacto humano.
También ocurre en muchos casos que la agresión es la única pauta de apego que se logró improntar en la experiencia.
No podemos olvidarnos que la repetición, es también una manera de escenificar el dominio sobre una situación que produce autentico terror.
(...) se revive el trauma, el abandono, la soledad y se agudiza la disociación.
Sus motivaciones de fondo son encontrar en un apego seguro, la tranquilidad y la paz, pero caen el redes y circuitos que redundan el maltrato.
En el camino se encuentran a otros sujetos, disociados de sus propias experiencias de maltrato infantil, que toma el papel de dominador que tanto daño le hizo.
La disociación, separar como un disco duro la mente, de manera que no se viva la experiencia, no se registra el sufrimiento, aunque este quemando la piel.
La violencia es una estrategia de poder, porque consolida la producción de personas sumisas a la violencia, o dispuestas a tomar el papel de verdugo.
Tanto el primero como el segundo son agentes que actúan sin registrar el sufrimiento, sólo buscan ese contacto, ese elemento vital que se les negó, la paz y seguridad.(..)

EL TRATAMIENTO
¿Cuál es la primera acción terapéutica?

1-Primera actitud : Reconocer la violencia
La violencia más inhumana sólo es pensable que la realice un ser humano como tu o como yo.
Ser conscientes que somos seres que disociamos toda experiencia de violencia, la apartamos de los ojos, la disociamos como personas, como profesionales, como hijos, como vecinos, como madres.
Pero es la sociedad la que modela la cantidad de violencia que se permite a una persona ejercer sobre otras (padres sobre hijas), es una pauta social construida, constituye también un mecanismo de producción social.
Cada uno toma parte como cree o como puede en esta fábrica. (creo que cado uno de nosotros ha presenciado, vivido u oído como se ejercía la violencia en su vida cotidiana)
2- Segunda actitud: Aceptar a la víctima
Cada vez que escuchamos una demanda de ayuda frente a la violencia, si manifestamos la más mínima duda, nuestro paciente se disociará.
Una actitud de investigación, para saber si es verdad, para decidir si miente, si fantasea, si
engaña, convierte a nuestra "Olvido" en culpable, hemos perdido la oportunidad de ayudarla,
mientras podía manifestar su dolor.
La respuesta sensible consiste en rescatar la experiencia del sujeto, contener el dolor que no logro soportar en la infancia, acompañarla por los laberintos que ha ido apartando con su disociación.

LA DISOCIACIÓN TRAUMÁTICA
¿ Cómo detectar y tratar la disociación traumática?
Lo disociado que produce el trauma de la violencia no se expresa, no se proyecta, no aparece como conflicto del sujeto.
El sujeto lo vive sin saberlo y nos lo hace saber porque nos hace sentir como él se siente: Nos hace odiarlo, nos hace abandonarlo, arremete hasta que somos violentos con él,
así logra sentirse acompañado- maltratado, reproduce la pauta de apego que aprendió. .
El terapeuta suele sentir los mismos sentimientos que caracterizan la relación violenta, odio, rabia, impotencia, sadismo . Soportar estos sentimientos como propios, es el reto del terapeuta.
El paciente solo trata de sentirse acompañado. Si no lo entendemos, lo odiaremos a él, o a nosotros, reaccionaremos agresivamente, lo abandonaremos psicologicamente y se retraumatizará una vez más el paciente.(...)
Esa pauta es la que conocen, atacar, ser atacadas, no por que les guste, porque no saben hacer de otra manera para "estar con" las personas en el mundo, para buscar el calor humano.
En cada caso hay que darles a conocer que este tipo de acción la realizan para que sintamos como ellos, pasemos por el mismo túnel (del terror), así se sienten acompañados, un igual, pero que existen otras formas más gratificantes para sentirse entendidos y queridos. Tal vez a ellos no se lo enseñaron, porque sus padres tampoco lo sabían.(...)

 

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